La productividad es un ítem muy tenido en cuenta a nivel empresarial, ya sea que la empresa se enfoque en un producto, un servicio, o ambos. Hoy en día, en muchas empresas se mide el desempeño de los empleados por su productividad.
En términos económicos, la productividad es la relación entre la cantidad de productos o servicios y los recursos utilizados para dicha producción. Si nos situamos en una persona, podríamos decir que esos recursos provienen de la energía.
Esa productividad personal se asocia frecuentemente con la multitarea: la persona es más productiva si cumplió con el mayor número de labores en un tiempo determinado.
Pero, ¿qué pasa si volcamos la mirada a una productividad abordada desde el foco y la consciencia? Para la persona trabajadora, tener foco sobre la tarea que realiza implica llevar toda su atención a esa labor, dejando a un lado los otros estímulos o distracciones que se presenten; implica utilizar la energía en una sola tarea.
El estado de atención o foco requiere práctica, es una habilidad que se desarrolla con ejercicios específicos y se va perfeccionando. Proporciona la optimización de la energía utilizada, con resultados más previsibles, dándole menos cabida al azar.
Para personas que trabajan de manera manual, implica alcanzar un margen menor de error. Para personas ejecutivas, implica más empatía y potenciar sus relaciones empresariales dentro y fuera de la empresa. Para vendedores, más empatía con sus clientes.
La práctica de abstracción de los sentidos abarca, a nivel laboral, tres grandes ítems. El primero es la elección consciente de estímulos, que direcciona la energía, contribuyendo a su ahorro, y se ve potenciada si adicionalmente estamos inmersos en un ambiente laboral agradable y constructivo y la empresa cuenta con una cultura organizacional.
El segundo es la toma de decisiones; estar enfocado permite una toma de decisiones más rápida, oportuna y dirigida hacia objetivos empresariales y personales, reconociendo oportunamente las prioridades.
El tercer ítem es el procesamiento de datos, que tiende al detrimento en presencia de multitareas inconscientes. Generalmente, la persona que realiza varias tareas a la vez no es capaz de hacer al mismo tiempo el procesamiento consciente de datos o estímulos, importante para la toma de decisiones. La efectividad implica precisión en una determinada tarea, pero también la activación de procesos como la lectura de gestos o el lenguaje transaccional, las asociaciones, la lógica y la intuición. Si el proceso laboral tiende a ser robotizado, se pierde esa potenciación de la tarea diaria.
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