Sobre los conceptos y otros demonios
Quisiera que el título de este artículo fuera "te enseño a hacer el amor gratis", pero tal vez podría generar confusiones.
Cuando me preguntan a qué te dedicas, todavía se me hace difícil responder. Enseño a incorporar conceptos de comportamiento: generosidad, gratitud, amistad, cuidado, honestidad, comprensión, paciencia, amor...
Y es difícil, no porque decirlo sea difícil o porque no sea cierto, sino porque estos conceptos no se pueden transmitir como un dictado, o a través de definiciones, palabras o cálculos de ningún tipo. Decir me dedico a experimentar, ven, te invito a que participes también sería un poco complejo. Pero ciertamente sería una definición más descriptiva sobre lo que hago.
Bueno, ya entrados en gastos, déjame contarte un poco cómo es que llegué a enseñar a hacer el amor a través de la experimentación. Tranquilidad, no hay nada raro ni de qué preocuparse; llegué por el simple hecho del cuidado.
El cuidado es una parte fundamental de la vida, la parte más importante de y para la vida. Todo ser vivo consiste en un complejo sistema en el cual cada uno de los elementos está orientado en el sentido de cuidar y preservar a los demás.
Desde la lógica tradicional, que es una lógica de dominación en la cual hay cazadores y presas, en la cual hay parásitos y huéspedes, en la cual la fuerza se impone, todos los organismos vivos cuentan con un sistema de defensas. Pero, y esas defensas, ¿se dedican al cuidado? Por supuesto, ¿pero nadie más lo hace?
Hagamos una comparación con nuestro propio sistema biológico: el sistema inmunológico protege el organismo de factores externos; la piel también protege el cuerpo, las mucosas son una madre cuidadora con millones de otros organismos vivos que albergamos y de los cuales recibimos nutrientes y cuidado.
Por otra parte, los pulmones cuidan garantizando el traspaso de oxígeno suficiente, los riñones cuidan que la sangre se mantenga en óptimas condiciones y del mismo modo todos los sistemas, incluso el cerebro, cuidan el organismo a través del miedo, ese demonio que nos detiene ante la acción, pero que a la larga se hace fundamental para la vida.
Generosidad, gratitud, amistad, cuidado... Todos estos conceptos que nos parecen tan claros, nos conviene practicarlos, cuestionarlos y cuestionarnos sobre qué y cómo son para nosotros. Para cultivarlos usamos algunas técnicas, pero sólo la práctica nos permite ser expertos, y esa práctica es constante. Lo que debemos aprender -y nos plantea dificultad- es a realizar todo lo que hacemos de manera consciente.
Ser conscientes de cada cosa que hacemos es la clave para continuar con este aprendizaje continuo de crecer, de evolucionar, de perfeccionarnos. Yo me dedico a enseñar, a través de elementos prácticos, a observar las propias acciones, los pensamientos, las emociones, con el fin de generar mejores condiciones de vida, mejores relaciones, y así seguir aprendiendo y disfrutando de evolucionar.
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